Autora: Eleazar Herrera
Dos días después del atentado podríamos esperar cierta información detallada, desglosada, quizás algún adelanto en la portada que invite a zambullirse en el periódico en busca de la verdad, pero no es así del todo. Nuevamente, el titular de la noticia aparece en una esquina, muy poco vistoso, aunque con malas noticias pues uno de los abogados ya ha fallecido.
Dentro del desorden habitual al que está sometido El Correo español – El pueblo vasco podemos encontrar un cuadro llamado “Situación laboral en Vizcaya”, donde hay un pequeño espacio destinado a los atentados. Los abogados vizcaínos tomaron la decisión de “no acudir a ninguna causa que se celebre en señal de protesta por los asesinatos”. Además, seguía la huelga de transportes en la margen derecha, protagonizada sobre todo por varios sectores sindicales, entre ellos Comisiones Obreras, y que además se organizó desde el despacho de Atocha. Paralelamente se sigue tratando el secuestro de Villaescusa y la agenda internacional de Suárez.
Por fin, en la página 18, encontramos las primeras crónicas de lo sucedido, una por Javier Aguado, quien relata lo sucedido a través del Palacio de Justicia en los locales de abogados de Madrid, donde esa misma mañana Juan José Águila había contado todo lo que sabía. Sin duda, por un lado es una crónica desgarradora, bien por el extraño tono neutral con el que se ha relatado cuando debería haber alguna nota de terror, algo que deje entrever el miedo y la desesperación; pero por otro, la narración tiene multitud de detalles desconocidos hasta ahora. A su lado, además, se encuentran las primeras declaraciones de Alejandro Ruiz, uno de los abogados herido de gravedad que permaneció consciente en todo momento. Es curioso que se recalque en este apartado la nacionalidad extranjera de los atacantes: “Nos mandaron ponernos contra la pared y tenían acento extranjero. Aterrados, cumplimos las órdenes de los dos desconocidos, que indudablemente eran extranjeros”. ¿Es cosa mía, o la frase “y tenían acento extranjero” no encaja muy bien en el resto de la declaración? Quizás, también, sea puro afán de repetir un dato a fin de que no caiga en el olvido.
Cabe destacar un titular que aparece en la última parte: “Esquelas del Partido Comunista en los periódicos madrileños”. Por estas fechas aún no estaba legalizado el Partido Comunista, pero al menos El Correo Español – El pueblo vasco no entrecomilla el nombre del partido, como ABC, que inclina la balanza con más claridad hacia su ideología. Pero es curioso que aparezca una noticia acerca de las primeras “esquelas comunistas”. Cuando alguien muere, deja una herida que solo el tiempo escapaz de curar, y solo eso debería ser importante, no su ideología o nacionalidad; aquí, sin embargo, hay un especial hincapié en decir que las víctimas pertenecieron al Partido Comunista.La noticia se da a conocer porque todos los periódicos de España están publicando contenido, pero pasa más desapercibida de lo que debería. El pueblo entero estaba más afectado por el asesinato de los abogados, que al fin y al cabo eran trabajadores, que por el secuestro de Villaescusa y la diplomacia de Suárez. Es el momento de luchar contra el terrorismo y apoyar la libertad.
El editorial de ese miércoles se titula “la responsabilidad del gobierno” y defiende la libertad por encima de esta caótica transición política que sacude los cimientos del país. “Poco importa para resaltar y condenar la barbaridad de estos crímenes, que fueran de una ideología las víctimas y de otra los asesinos. ¿Es que vamos a seguir matándonos entre hermanos […]?” El titular alude a los deberes del gobierno, que son por un lado encontrar a los asesinos y hacer justicia y por otro, cito textualmente, “la de eludir toda nueva posibilidad de enfrentamiento”. El Correo español – El pueblo vasco intenta calmar los ánimos de la izquierda, que sin duda es la gran afectada.

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