martes, diciembre 18, 2012

Análisis El Correo (3): día 27

Autora: Eleazar Herrera

El periódico abre así: “Impresionante manifestación de duelo en Madrid”. La protesta y el luto no se hicieron esperar. Además de en la capital española, varios sectores de otras localidades se han sumado al paro “en señal de repulsa” por los acontecimientos de los dos últimos días. En Madrid hubo un entierro al que acudieron miles de personas a despedirse por última vez de los abogados de Atocha, pero también en protesta por la libertad. Asimismo, dados los acontecimientos —el secuestro de Villaescusa y los atentados— se prohíben todas las manifestaciones y se estudia la máxima aplicación del derecho de gracia. El país entero está conmocionado.

La primera página (página 3) habla de las movilizaciones que se han extendido por Vizcaya, donde 60.000 trabajadores no han acudido a sus puestos de trabajo en señal de duelo. La huelga de transportes de CCOO continúa y no se prevé una solución a corto plazo. En las páginas siguientes también encontramos varios sucesos similares: una manifestación estudiantil como protesta a los asesinatos y paro casi total de los docentes de Vitoria, aunque esta vez a causa de la inestabilidad laboral. Parece que España tiene muchos flancos abiertos.

Las páginas 16 y 17 están destinadas prácticamente a una crónica del entierro multitudinario y demás muestras de apoyo. El relato viene de la mano de Mariano Guindal, y narra una marcha fúnebre tranquila, sin protestas exacerbadas o gritos ni violencia, tan solo muestras de solidaridad ante los afectados y sus familias. También se desplazaron hasta la plaza de Colón diversas personalidades como Calvo Sotelo, Pablo Castellano o Santiago Carrillo, cuya sola presencia arrancó los aplausos de varias personas, aunque también armó un revuelo, pues fue acompañado de dos o tres filas de guardaespaldas que “dificultaban la visión del secretario”, e irremediablemente se convirtió en el único protagonista de la velada cuando un militante gritó “¡viva Carrillo!” y Antonio Rato se acercó a él, pidiéndole silencio. Durante unos minutos se palpó cierta tensión en el ambiente, pero las fuerzas del orden no llegaron a intervenir en su disolución. Después, ya en el interior del Palacio de Justicia, Santiago Carrillo hizo unas declaraciones en las que pedía que colaboración con el Gobierno en la búsqueda de los asesinos. “Creo que este golpe de la extrema derecha pretende, junto con el secuestro del presidente del Consejo de Justicia Militar, enfrentar de nuevo al pueblo y al Ejército para paralizar el proceso democrático, pero éstos se han dado cuenta de la trampa y no caerán en ella”.

Cabe destacar que sus declaraciones coinciden con las de Simón Sánchez Montero, miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista, refiriéndose a los asesinatos como un boicot para impedir la democracia. “Nosotros no queremos una España ensangrentada, sino una España alegre”.

En las páginas centrales hay un pequeño apartado referente al consejo de Europa, que condena los últimos actos terroristas de España. Aun en esa época donde el auge tecnológico no se había producido todavía, las noticias corrieron como la pólvora. El periódico cierra el día con un editorial titulado “grave acusación”, tras la mala gestión de Martín Villa con respecto a la cumbre de Vitoria y lo acordado con la política del País Vasco.

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